Recientemente, antes de una de mis actuaciones, recibí una carta que venía firmada por A. Pérez, mi padre, la cual quiero compartir con todos vosotros.
A mi padre, quiero darle las gracias por sus hermosas palabras y por venir a vernos, a mi madre y a mí. Este tipo de anécdotas hacen que subas al escenario con cierta presión y con mayor responsabilidad, pero al mismo tiempo, te hacen sacar de lo más profundo de tí una fuerza y un coraje que otras cosas no provocan. Para tí, Papá, fue mi baile y mi fuego de ese día, mi arte y mi gracia, porque mucho de ello te lo debo también a tí, no sólo a Doña Gloria.
Muchísimas gracias por venir, por estar y por estas maravillosas palabras:
Que me escuche D.ª Amalia
Es doña Amalia muy cruel
Con Estrellita Jiménez;
Es don Cosme un caballero
¡Cómo toca su guitarra,
Cómo la mira, después!
Este sí que sabe bien
¡Cómo se mueve mi niña!
Y taconea también;
Porque aquí hay una artista
De la cabeza a los pies.
No tenga celos, Amalia,
Que mi niña sabe bien:
Cuando se sabe bailar,
Moverse con elegancia,
Forma parte del cuplé.
Siempre que voy al teatro
Parece mentira, ver
Que con sólo cuatro artistas
Hagan disfrutar a tantos,
Que es como tiene que ser.
A. Pérez
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